La "fuga" del cobrador de morosos
El acusado conocía bien las leyes pero al final se vio enjuiciado porque, al parecer, no las respetó. José Ángel González se había licenciado en Derecho por la UNED y estaba inscrito en el colegio de abogados de Cádiz. Pese a su cualificación profesional, trabajaba para una empresa dedicada al cobro de morosos que, en junio de 1999, le encargó que reclamara una deuda de 1.800 euros a una sociedad industrial de Sevilla. Para llevar a cabo la función que le habían encomendado, el individuo comenzó a llamar a la empresa para reclamar al propietario el pago de la deuda. En ocasiones, el abogado hablaba con la secretaria del dueño, a la que llegó a comentar que preparara los ordenadores en cajas porque iba a pasar a recogerlos como pago de la deuda.
Como quiera que el abono de las cantidades adeudadas seguía sin producirse, el individuo empezó a telefonear al domicilio particular del empresario, a altas horas de la madrugada, y en una ocasión se presentó en la vivienda y le dijo a la esposa que era policía y dueño de la empresa dedicada al cobro de morosos. Tras emplear en principio un tono amable, el acusado llegó a proferir insultos y frases con la intención de atemorizarla, intimidando a la mujer con hacerle daño a sus hijos, a los que le podía pasar "cualquier cosa". También le dijo que cobraría la deuda "aunque fuera en carne" y que no dudaría en agredirla sexualmente. Estas amenazas provocaron la intranquilidad y la ansiedad en la mujer, hasta el punto de que tenía miedo a caminar por la calle por si aparecía el acusado.
La familia presentó una primera denuncia por estos hechos y, un mes después, el abogado volvió a presentarse en el domicilio familiar. "Ya sabes a lo que vengo; hay tres formas para cobrar y ya he agotado una", afirmó el cobrador de deudas. El individuo conocía en ese momento que la familia le había denunciado, pero no le daba la mayor importancia. El alboroto que provocó el acusado fue tal que varios vecinos salieron de sus viviendas, lo que puso en fuga al individuo. La denuncia de la familia motivó el inicio de un proceso penal contra el acusado, a quien la Fiscalía pidió en febrero de 2001 dos años de cárcel y el pago de una indemnización de 3.000 euros a la familia, como presunto autor de un delito de amenazas condicionales. El cobrador de morosos iba a ser juzgado por un jurado popular, compuesto por nueve ciudadanos, pero antes de que se iniciara la vista oral el procesado se quitó de en medio. La juez acordó en 2002 la prisión provisional del abogado, eludible bajo fianza de 2.000 euros, pero el individuo no pudo ser localizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A continuación se declaró la situación de rebeldía, paralizando el procedimiento hasta su localización. Mientras tanto, se procedió al archivo provisional del procedimiento.
El abogado fue buscado por todo el territorio nacional y al no ser hallado se pensó incluso que podía estar en el extranjero. La Audiencia de Sevilla ha dictado ahora un auto porque considera que el delito de amenazas que se le imputaba ha prescrito, de acuerdo con el artículo 130.6 del Código Penal. Las amenazas que se atribuían al abogado, al tratarse de un delito menos grave, prescriben a los tres años desde que la causa se hubiera paralizado y este tiempo ha transcurrido ya en el caso de José Ángel González, por lo que los jueces han dado por "extinguida" la acción penal contra él.
La decisión de la Audiencia significa que se deja sin efecto la declaración de rebeldía y las órdenes de busca y captura. Es decir, el abogado ya puede regresar al país porque no va a ser enjuiciado: el cobrador de morosos no va a saldar su deuda con la ley. La familia todavía puede ejercer acciones civiles, pero tampoco parece probable que cinco años después de los hechos vaya a actuar contra un individuo que todavía sigue en paradero desconocido.
FUENTE: Diario de Sevilla
"El cazador...cazado",entiendo que los cobradores de morosos esten en su pleno derecho de reclamar el dinero de los adeudores pues ese es su trabajo pero cuando son tipejos de semejante calaña y malas artes como el de la noticia dan ganas de mandarlo a "tomar por el culo".Para añadirle mas hierro al asunto el tipo este (por llamarlo de alguna manera) queria propasarse con la mujer asi que espero que ahora la justicia se sobrepase bien sobrepasado con el y lo castigue porque con elementos como estos las empresas de cobro pierden toda su credibilidad y gracia (si es que alguna vez la tuvieron).
Como quiera que el abono de las cantidades adeudadas seguía sin producirse, el individuo empezó a telefonear al domicilio particular del empresario, a altas horas de la madrugada, y en una ocasión se presentó en la vivienda y le dijo a la esposa que era policía y dueño de la empresa dedicada al cobro de morosos. Tras emplear en principio un tono amable, el acusado llegó a proferir insultos y frases con la intención de atemorizarla, intimidando a la mujer con hacerle daño a sus hijos, a los que le podía pasar "cualquier cosa". También le dijo que cobraría la deuda "aunque fuera en carne" y que no dudaría en agredirla sexualmente. Estas amenazas provocaron la intranquilidad y la ansiedad en la mujer, hasta el punto de que tenía miedo a caminar por la calle por si aparecía el acusado.
La familia presentó una primera denuncia por estos hechos y, un mes después, el abogado volvió a presentarse en el domicilio familiar. "Ya sabes a lo que vengo; hay tres formas para cobrar y ya he agotado una", afirmó el cobrador de deudas. El individuo conocía en ese momento que la familia le había denunciado, pero no le daba la mayor importancia. El alboroto que provocó el acusado fue tal que varios vecinos salieron de sus viviendas, lo que puso en fuga al individuo. La denuncia de la familia motivó el inicio de un proceso penal contra el acusado, a quien la Fiscalía pidió en febrero de 2001 dos años de cárcel y el pago de una indemnización de 3.000 euros a la familia, como presunto autor de un delito de amenazas condicionales. El cobrador de morosos iba a ser juzgado por un jurado popular, compuesto por nueve ciudadanos, pero antes de que se iniciara la vista oral el procesado se quitó de en medio. La juez acordó en 2002 la prisión provisional del abogado, eludible bajo fianza de 2.000 euros, pero el individuo no pudo ser localizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A continuación se declaró la situación de rebeldía, paralizando el procedimiento hasta su localización. Mientras tanto, se procedió al archivo provisional del procedimiento.
El abogado fue buscado por todo el territorio nacional y al no ser hallado se pensó incluso que podía estar en el extranjero. La Audiencia de Sevilla ha dictado ahora un auto porque considera que el delito de amenazas que se le imputaba ha prescrito, de acuerdo con el artículo 130.6 del Código Penal. Las amenazas que se atribuían al abogado, al tratarse de un delito menos grave, prescriben a los tres años desde que la causa se hubiera paralizado y este tiempo ha transcurrido ya en el caso de José Ángel González, por lo que los jueces han dado por "extinguida" la acción penal contra él.
La decisión de la Audiencia significa que se deja sin efecto la declaración de rebeldía y las órdenes de busca y captura. Es decir, el abogado ya puede regresar al país porque no va a ser enjuiciado: el cobrador de morosos no va a saldar su deuda con la ley. La familia todavía puede ejercer acciones civiles, pero tampoco parece probable que cinco años después de los hechos vaya a actuar contra un individuo que todavía sigue en paradero desconocido.
FUENTE: Diario de Sevilla
"El cazador...cazado",entiendo que los cobradores de morosos esten en su pleno derecho de reclamar el dinero de los adeudores pues ese es su trabajo pero cuando son tipejos de semejante calaña y malas artes como el de la noticia dan ganas de mandarlo a "tomar por el culo".Para añadirle mas hierro al asunto el tipo este (por llamarlo de alguna manera) queria propasarse con la mujer asi que espero que ahora la justicia se sobrepase bien sobrepasado con el y lo castigue porque con elementos como estos las empresas de cobro pierden toda su credibilidad y gracia (si es que alguna vez la tuvieron).
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